Hasta que un rato después va la vida y se pone literal e irónica, y ves una celda real. Una celda de unos 4 metros cuadrados, abandonada, sucia y oscura.
Y te metes dentro, y finges estar encerrado, y cierras la puerta, la reja.
Y te sientas, y te quedas un rato en silencio, y juegas a sugestionarte, a imaginar e inventar a todos los presos reales que han estado ahí dentro. ¿Que sentían? ¿que sentirías tú?
Y entonces añoras tu “celda” de hace un rato.
Y sales.
A empaparte.
16 comentarios:
La lluvia siempre invita a empaparse, a correr pisando charcos...pero a veces sentimos miedo de salir, miedo a escapar del resguardo de "nuestras propias celdas". ¿Miedo a liberarnos?
glup!
Exacto, ya lo dijo Erich Fromm, quizá el mayor miedo del hombre, de todos los hombres, después del miedo a la muerte - y padre e hijo de este- es el miedo a la libertad. Y este miedo no hace más que anticiparla, morir en vida.
A mí me gusta ver llover pero no me gusta mojarme. Pero tampoco me gustan las interpretaciones de libro. Es como el chiste ese sobre el Complejo de Edipo: si quieres a tu madre, malo; si la odias, malo; si la ignoras, malo; si hablas siempre de ella, malo; y en ese plan.
Hoy está lloviendo en Murcia y de una forma suave. He estado un buen rato asomado al balcón viendo llover, disfrutando del sonido del agua.
Un saludo.
D.M.
A mí me gusta la lluvia y me encanta mojarme. Es estar ahí, comulgar con la vida. Las mayores celdas son las que llevamos dentro.
Hay que mojarse, empaparse y abandonar la celda cada día. Un señor con sombrero, cantaba y bailaba bajo la lluvia cuando era feliz. Creo que al tipo le fue bien. Será por algo...
Voy sacando más conclusiones gracias a vuestros comentarios, mejor salir sin paraguas - como mucho sombrero- empaparse bien y si uno se constipa de vez en cuando habrá merecido la pena.
Y el sonido del agua... ¡qué sinfonía!.
Desde las celdas no se oye nada, si tenemos la llave..., y siempre acabo llegando a la conclusión de que la tenemos más veces de las que creemos, salir, siempre salir, a mojarse, a escuchar la lluvia, que si uno agudiza el oído cada vez dice algo nuevo.
Gracias D.M., Antonio y Andrés.
Usaré esa técnica cuando me tenga que mojar. La verdad es que una vez que uno se lanza a la lluvia y se moja, es un gustazo. ¿No os ha pasado nunca que se os olvida el paraguas y ya camináis por la calle sin que os importe ir empapados mientras todos van con su paraguas?
Pues me ha pasado unas cuántas veces Jesús, y metáforicamente muchas más. Siempre me ha llamado la atención -y además me hace gracia- que ante la lluvia (una lluvia normal, no un gran chaparrón) a veces por nuestra reacción parece que cayeran cuchillos o grasa sucia, y no lo que realmente cae..., agua. Y ahora que lo pienso también hablo metáforicamente ahora.
Y como dices es un gustazo, no hay mejor palabra para describirlo.En mi caso el único incordio es que llevo gafas y es molesto no ver, así que me las quito y fuera, aún lo disfruto más, ¡aventura! (dos dioptrias, que entiendo que para el que tenga cinco es temeridad...).
Casi me veo en la obligación de decir también me he calado con la lluvia y que, una vez empapado, poco importa seguir bajo el agua. De todas formas es una imagen muy cinematográfica ¿no? Sólo falta desnudarse y echar a correr por los prados como el protagonista de "Polwer" o algo así, que yo no tengo ni repajolera de inglés.
Y en cuanto a las prisiones, las barreras mentales tampoco son nada desdeñables.
Un saludo lluvioso.
D.M.
Bueno, ir sin paraguas bajo la lluvia es una forma de ir desnudo, supongo. Y el cine es una gran fuente de todo tipo de metáforas, humedas y carceleras, y al fin y al cabo ¿quién no es un poco actor de su vida? ¿quién no interpreta un personaje a ratos?
Saludos Dyhego.
Hay celdas invisibles. La mía, el lenguaje.
También la mia Esther, aunque la la que más me condiciona es la de los miedos, propios y ajenos.
Dejarme empapar por la lluvia me devuelve a la infancia, cuando hacías lo que querías hacer y no lo que debías. Ahora, ¿cómo decirle a mis hijos "no os mojéis", mientras yo lo hago tan campante? A veces les riño un segundo tarde, para dejarles mojarse, si no hace mucho frío, porque dejarte empapar por la lluvia es un símbolo y un gustazo muy real, es verdad... pero también es verdad que no quiero que se enfríen:-(
Qué triste descubrirse tan formal con este sencillo "test". Ay.
Hola Olga, un placer verte por aquí, supongo que elegir el momento adecuado para 'hacer' o 'dejar hacer' algo que aparentemente se contrapone al deber debe ser todo un arte y por lo que parece tú lo haces muy bien, con tu truco por ejemplo. Seamos formales y cabales, pero no olvidemos que también nosotros llevamos un niño dentro que desea mojarse y dejar que otros se mojen. Aunque yo te reconozco que en este tipo de cosas yo, quizá, soy más niño de lo que... 'debería'.
..lo de mojarse bajo la lluvia, puede ser la alegoria de la libertad, de salir de esa celda de la que hablas. En ese contexto lo veo bien, pero para mí, el agua de la lluvia, en invierno, está muy fria. La verdad (y no quisiera romper el encanto romantico que tiene el mojarse bajo la lluvia), prefiero la ducha bien calentita. Con esa agua, parte de mis miedos, de esas celdas para las que no tengo llave, se van por el desague.
¡¡Eso si que es un gustazo!!
Churricos, "la dicha es mucha en la ducha..", suele decir mi padre jocosamente, aunque como dices puede que esa dicha proceda de la alegria de limpiarse de miedos. Y puede ser también que la lluvia es la que nos recuerda que para ducharse y limpiarse hay muchos métodos, incluso fuera de los habituales.
Me he pasado por tu blog y me ha gustado bastante, lo tendré a partir de ahora entre mis habituales. Un saludo.
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