19 de enero de 2022

Descifrando sueños

La siempre inesperada angustia me atenazaba, rotunda.

Luché, imploré a la noche y esta me obsequió un caballo suave y poderoso surcando el aire, que explicaba sin mirarme la mentira del dolor, de la falsa ausencia. Un caballo sin alas ¿para que éstas?, las alas las regalaba él, el caballo blanco que soñé.

Después… mientras el avisado dolor queda atenuado, agazapado, la maldita pero amable realidad me arrastra a un dulce y ansiado páramo de soñados caballos blancos, sin alas...

 

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