4 de febrero de 2011

Cualquier cosa, cualquier día

Nunca he soportado muy bien a los que empiezan una frase con “no soporto”, de hecho ni siquiera he sido capaz de empezar esta misma frase que escribo con esa expresión, precisamente para no parecerme a ellos, pero creo que he de armarme de valor y dejar de comportarme como un remilgado.

No soporto a los que hablan en el cine, y creo que sería más exacto si digo que ¡¡no los soporto!!. Aunque en realidad eso lo he sabido siempre, lo cierto es que si ahora mismo estoy escribiendo esto es porque hoy he descubierto cual es el verdadero motivo de que me guste ir al cine solo –sin compañía- y en días de labor. Hasta ahora pensaba que era porque soy un tipo raro y maniático, porque ir al cine solo y a salas casi desiertas es lo que hice montones de veces entre los once y los dieciseís años en la Gran Vía madrileña y aledaños, dónde vivía, y suponía un hábito demasiado sabroso para modificarlo.


Y resulta que no, resulta que en realidad hoy, al salir del cine hace apenas media hora he caído en la cuenta de que es sencillamente porque no soporto que la gente hable en el cine, y si el cine está atestado de gente no puedo cambiarme de sitio cuando un merluzo o una merluza se dedica a comentar la película con su acompañante o acompañantes, de forma que o me aguanto y me fastidian definitivamente la película o me giro -normalmente están detrás- y les pregunto si “¿están en el salón de su casa o en un cine público?” con lo que se callen después o no me quedo igualmente enojado por lo violento de la situación y… me fastidian definitivamente la película. Por lo tanto, y hasta hoy no me he dado cuenta, ¿cuando están los cines llenos? los fines de semana, ¿y cuando suele ir uno acompañado?, los fines de semana, ahí está la respuesta, voy al cine solo y en días de labor porque es cuando se cumplen los requisitos que yo ¿y mis manías? exijen, porque ya desde hace mucho cuando alguien habla en el cine me levanto y me cambio unas cuatro o cinco filas delante o detrás, y si doy con otra parejita de merluzos repito la operación. Si a todo esto añado que soy de los que van al cine cualquier día decidiéndolo media hora antes y que a pesar de ser asiduo lector de críticas cinematográficas, en muchos casos entro al cine conociendo apenas el título, pues muchas de las mejores sorpresas me las he llevado así, igual que con los libros, muchos de los mejores que he leído los he cogido prácticamente al azar de la estantería de una librería...



Lo he vuelto a hacer, y ahora voy a tardar un poco en explicarme, aviso, el que siga estas divagaciones que se arme de paciencia.

Cuando he salido del cine hace un rato he tomado una pequeña decisión, a pesar de que hacía mucho que no pensaba en ello he decidido hacer una nueva entrada en este blog, mi blog personal (es lo que más me gusta, que es personal, lo de “blog” creo que aún sigo sin saber qué es exactamente) y que apenas tiene una veintena de entradas desde que lo abrí hace ya dos años, y llevado supongo a que me siento mal al llevar ya otros tantos meses sin actualizarlo he tomado la decisión de ir contra mi mismo y hacer algo que es poco menos que un sacrilegio para mi, lo que estoy haciendo o tratando de hacer ahora mismo, escribir cualquier cosa, la primera que se me ocurra y colgarla sin más, aunque sea algo absurdo, aburrido, mal redactado y que no interese a nadie, ni siquiera a mi mismo, algo sin mucho sentido…

Pero he vuelto a hacerlo, y trataré de explicarme, especialmente a mi mismo. A lo que me refería dos párrafos más arriba al decir que lo he vuelto a hacer es a que estoy tratando de darle sentido, de llegar a algún sitio. Y lo sé porque mientras caminaba hacia casa tras salir del cine y e iba pensando que escribiría la primera tontería que estuviera pensando, por ejemplo sobre los merluzos charlatanes del cine, no he podido evitar buscar un título para la entrada y me parecía que el adecuado era “Cualquier cosa”, y un momento después me he preguntado si de verdad me apetecía escribir, a lo que me he respondido que no mucho, que si había tenido el impulso de hacerlo era probablemente por algo que me había ocurrido o que había visto en la película pero que lo más probable es que se me pasaría, como casi siempre que tengo una idea que me parece interesante para una entrada, que espero a que se me pasen las ganas y/o a que me parezca una tontería. Pero algo en mi ha podido más, y supongo que es el deseo de que este blog no se muera, como otros muchos que veo muertos desde hace muchos meses o años, y que permanecen ahí para que solitarios persistentes como yo los visitemos y constatemos su aspecto de zombies de la red.

Y entonces he pensado que escribiría incluso aunque hoy no me apeteciera hacerlo, así que el título se ha transformado en mi mente en un “Cualquier cosa, cualquier día” y más o menos para entonces estaba ya escribiendo y poco después lo he vuelto a hacer, he vuelto a traicionar la idea inicial y a tratar de darle sentido alo que escribía, a guiarme a mi mismo para que lo que escrito fuera algo más interesante, algo que justificara un título que al fin y al cabo no está mal, por ejemplo desarrollar mi experiencia personal con el cine y ese “Cualquier día, cualquier cosa” ya estaba transformándose en la forma tan bohemia y solitaria de ser cinéfilo que tengo, ya estaba adaptando la sincera y simple idea inicial a la expectativa que tengo de mi mismo y de lo que escribo, quizá nada especialmente brillante pero sin con un mínimo de calidad y sobre todo, de sentido.

Aunque ahora parece que he reconducido este impulso de manipularme a mi mismo, especialmente porque entre el párrafo anterior y este han pasado un par de minutos de no escribir nada y mirar al ratón del ordenador como si lo viera por primera vez en mi vida. Y es ahora cuando puedo ser sincero con el ocasional lector y conmigo mismo. Si estoy escribiendo esto es porque “algo” en la película me ha afectado y hasta hace un momento no he sabido reconocerlo, hasta que no he mirado el ratón, hace un momento.
La película se llama “¿Cómo saber si…?” –he tenido que mirar la entrada para acordarme- y supongo que la he escogido porque uno de los actores es Jack Nicholson y porque ponía algo así como “del director de Mejor Imposible”. Al salir he pensado que para ser una comedia romántica no está mal, especialmente vistas la mayoría de comedias románticas actuales, pero que no llegaba al nivel de “Mejor Imposible”, con lo que no entendía que era lo que había removido en mi interior para desembocar en ese repentino deseo de escribir una entrada en el blog.

Pensaba que quizá era la rabia que me ha dado comprar la entrada dos veces, y es que he comprado la entrada media hora antes y me he dedicado a pasear cerca del cine haciendo algunas llamadas y después a sentarme a observar transeúntes como hago siempre, y durante ese rato mi parte neurótica ha sacado la entrada del bolsillo un par de veces para comprobar que la tenía, pero cuando he ido a entrar al cine ya con el tiempo justo no la encontraba por ninguna parte, en ningún bolsillo, así que no me ha quedado más remedio que poner cara de tonto delante del señor de la puerta y retroceder mientras seguía rebuscando los bolsillos e ir a sacar otra entrada. Al salir después de ver la película y tras dar apenas unos pasos en la calle he visto una entrada entera, sin que nadie la hubiera utilizado, de la misma película de la que salía. Era obvio que era la mía, mi primera entrada, y que se me había caído mientras rebuscaba nervioso. No me ha quedado más remedio que sonreír y cabecear llamándome estúpido para mis adentros...

Y ha sido justo en ese momento cuando he comenzado a pensar en escribir esto. Pero es sólo ahora mismo, cuando escribo esto cuando caigo en la cuenta de que en un momento de la película el personaje secundario que interpreta Jack Nicholson le dice al hijo al que lleva toda la vida fallando algo así como “no quiero manipularte, es más, creo que al decirte todo esto sigo tratando de manipularte pero…”, y pienso yo que que para manipular a su hijo antes debe manipularse a si mismo, y que su hábito es tan fuerte que incluso cuando no quiere hacerlo lo hace, pero sabe que lo hace, y saberlo le honra, y mucho.

De hecho ahora me doy cuenta de que la película, aunque sólo sea por esa parte de la historia y como se desarrolla después, no lo voy a destripar aquí, es una buena película, no me importa en absoluto haber pagado dos veces por verla. Y finalmente, si esta entrada tiene algún sentido o no son más que divagaciones -cualquier cosa escrita, cualquier día- lo cierto es que no me importa ya mucho, ya lo decidiré otro día que lo relea, o no, quizá en realidad eso no importa, quizá si me exijo una respuesta no esté haciendo otra cosa que manipularme. En cualquier caso no voy a permitir que este blog se muera, y con él una parte de mi, aunque lo actualice cada cuatro meses, con cualquier cosa, cualquier día.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues está muy bien que no dejes morir este blog... Pero si quieres, algún día, traicionarte a ti mismo y hacerlo, sin problemas tampoco. Pero sería un pena ;)
Manita

Granito dijo...

Desde luego en ese caso me perdonaría, pero de momento intentaré que este blog sobreviva, aunque sea a "puras denas"... ;-)
Gracias por tu comentario Manita.

Anónimo dijo...

Pues a mí me ha encantado tu entrada:) Yo odio a los que hablan y a los que hacen ruido con el plastiquito en el cine...
Brinita.

Granito dijo...

Muchas hgracia Brinita, y efectivamente, esos tampoco me agradan mucho a mi.
Muchos saludos.

David TTT dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Granito dijo...

¿¿Por qué carajo tienen que meter sus publicideidades en los comentarios de un blog para que luego uno tenga que dejar algo tan feo y enigmático como...

"Comentario suprimido
Un administrador del blog ha eliminado esta entrada."

antes que se salgan con la suya...??