Así se llama una película francesa que he visto en la tele y que de forma premeditada no quise ver en el cine en su día, a pesar de que el título me picaba la curiosidad, precisamente porque a la vez me repelía, vaya usted a saber por qué.
Ahora me doy cuenta de que cuando la estrenaron debí haber hecho lo que uno de sus personajes secundarios dice en una secuencia que resume la película y de paso da respuesta al título, y que me hubiera ahorrado unos fastidiosos cortes publicitarios:
“A veces hay que dejarse de gilipolleces”
Ahora me doy cuenta de que cuando la estrenaron debí haber hecho lo que uno de sus personajes secundarios dice en una secuencia que resume la película y de paso da respuesta al título, y que me hubiera ahorrado unos fastidiosos cortes publicitarios:
“A veces hay que dejarse de gilipolleces”
En la película ese personaje no se refiere a anuncios precisamente…