Así se llama una película francesa que he visto en la tele y que de forma premeditada no quise ver en el cine en su día, a pesar de que el título me picaba la curiosidad, precisamente porque a la vez me repelía, vaya usted a saber por qué.
Ahora me doy cuenta de que cuando la estrenaron debí haber hecho lo que uno de sus personajes secundarios dice en una secuencia que resume la película y de paso da respuesta al título, y que me hubiera ahorrado unos fastidiosos cortes publicitarios:
“A veces hay que dejarse de gilipolleces”
Ahora me doy cuenta de que cuando la estrenaron debí haber hecho lo que uno de sus personajes secundarios dice en una secuencia que resume la película y de paso da respuesta al título, y que me hubiera ahorrado unos fastidiosos cortes publicitarios:
“A veces hay que dejarse de gilipolleces”
En la película ese personaje no se refiere a anuncios precisamente…
4 comentarios:
"Dejarse de gilipolleces" es más sano que comer acelgas y hacer footing cada. El prolema es que "dejar de hacer gilipolleces" es más difícil que dejar de fumar. Abrazos, Granito.
Tienes razón Andrés, tiene su dificultad si, pero a veces le sale a uno de golpe como por iluminación, hasta volver a hacer gilipolleces al día siguiente, como el que coge un cigarrillo sin darse cuenta.
Un abrazo fuerte.
Frases como esta ayudan, de verdad, "vamos a dejarnos de gilipolleces", o "a la mierda, por qué no", ayudan a esclarecer las cosas cuando nos empeñamos en darles vueltas innecesarias y engañosas.
Gracias por tu comentario Antonio. Y efectivamente, eso pienso yo, hoy al menos, frases así condensan decisiones que debieron ser tomadas sin tener en cuenta tantos temores disfrazados de argumentos.
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